Pregón Oficial de Fiestas pronunciado por Mónica Guerra Pérez, hoy 6 de septiembre, en la Plaza Mayor de Nava del Rey con motivo de las fiestas de 'Los Novillos, 2009'.
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PREGÓN - NOVILLOS, 2009Muy buenas noches. Enhorabuena a las reinas de las fiestas. Ellas son las auténticas protagonistas de esta noche. Hace algunos años, yo también tuve el honor de llevar una banda y una corona de reina. Hoy, mirándolas a ellas, revivo la ilusión de aquellas fiestas. Agradezco al Ayuntamiento de Nava del Rey y en especial al Sr. Alcalde, Cirilo Moro, la oportunidad de permitirme subir, por segunda ocasión a este escenario, esta vez en calidad de pregonera, y tener el honor de dar inicio hoy, 6 de septiembre, a las fiestas de mi pueblo.
Muchos de vosotros os preguntareis por qué estoy aquí. Cuando yo era pequeña pensaba que para ser pregonero había que ser un hombre, un señor de cierta edad, historiador o catedrático y, sobre todo… tener bigote y barba. A lo largo de minutos que - a veces - me parecían horas, escuchaba a estos señores hablar del pasado de mi pueblo, que se independizó de Medina del Campo, que consiguió el título de ciudad a manos de Alfonso XII y que levantó bellezas como la Iglesia de los Santos Juanes o su torre, la Giralda de Castilla.
Yo no soy historiador y no os voy a contar la historia de la Nava. Estudié Periodismo en Madrid y allí llevo viviendo, aunque me parezca mentira, 15 años. Desde hace cuatro, soy “brand manager”, que en cristiano quiere decir… jefe… o responsable, de Guitar Hero, uno de los videojuegos más vendidos del mercado. Seguro que a los mayores todo esto os suena a chino, pero los más jóvenes, acostumbrados a hablar de la Nintendo, la Playstation o la Wii sabrán que Guitar Hero consiste en tocar canciones de rock con una guitarra de plástico… eso sí, la guitarra es un poco más auténtica y más bonita que la del chiquilicuatre.
En pocas palabras, ser manager de un videojuego es algo parecido a ser manager de un grupo de música, como El Canto del Loco. Hay que preparar el lanzamiento del nuevo disco, ir a festivales de música, hacer el anuncio de televisión y de radio… y, lo más divertido, seleccionar las canciones del repertorio. Al tratarse de música rock no he podido aplicar mi experiencia en el coro de la Iglesia parroquial, donde toqué la guitarra durante años, pero sí me ha resultado muy útil el conocimiento musical que desarrollé, a lo largo de muchas noches, en un bar mítico de la Nava, el Marley, donde memorizamos las canciones de los Héroes del Silencio, El último de la fila, o los Celtas Cortos. Hoy, parte de mi tarea consiste en negociar con sus discográficas para incluir canciones en el juego, así que admito sugerencias.
Supongo que ha sido por este motivo, por ser periodista y ahora responsable del Guitar Hero, por lo que el alcalde se ha acordado de mí este año para dar el pregón. Sin embargo, a mí me gusta pensar que la razón por la que estoy aquí es por ser representante de una generación de chicos y de chicas que salieron de la Nava para estudiar y que hoy, años más tarde, han encontrado un trabajo y una vida en otra ciudad. Estos chavales, ahora treintañeros, vivimos en Madrid, en Valladolid, en León o en Vitoria, pero nuestro pueblo… sigue siendo La Nava.
La diferencia principal entre mi generación y las anteriores ha sido el acceso masivo a la educación. Todos fuimos al colegio, muchos al Instituto o la Universidad y otros decidieron trabajar… pero todos tuvimos la oportunidad de la enseñanza. Un privilegio que nuestros padres y, sobre todo nuestras madres, no han podido disfrutar. Para las chicas de entonces, estudiar no era una opción. Su carrera fue la de esposa y el cuidado de los hijos se convirtió en su profesión. A todas estas madres quiero enviar desde aquí un especial recuerdo y reconocimiento.
En cuanto a sus hijos, los treintañeros que vivimos fuera… ¿por qué volvemos, año tras año, a las fiestas de la Nava? Aunque ya no tenemos peña y aunque las fiestas no caigan en fin de semana, - como en esta ocasión-, nos escapamos año tras año para reunirnos con la familia en este ambiente festivo, especial y único que se crea del 6 al 10 de septiembre. Volvemos para recordar el sabor de la limonada, ver a las nuevas reinas y subirnos a las ventanas cuando vienen los toros. Volvemos, en definitiva, para revivir los buenos momentos que hemos pasado en nuestra infancia y juventud, porque con los recuerdos de estas fiestas se puede contar nuestra vida.
Mis primeros recuerdos de las fiestas de mi pueblo son los de la preparación de las carrozas. Cada año, las madres le echaban imaginación y muchas horas a esta tarea. Entre las cuatro paredes de la peña y las dos de la calleja, mi madre, Pacita y las madres de mis amigos, rendían homenaje a los temas más diversos: un año eran los Juegos Olímpicos, otro las razas del mundo y al siguiente, el descubrimiento de América. De esta carroza es una de mis fotos favoritas.
Estos días atrás, para refrescarme la memoria, he buscado esta foto entre los álbumes viejos y voy a intentar describiros aquel momento. Los niños tendríamos entre 3 y 8 años. A la izquierda de la foto emerge sobre las aguas de un mar figurado, la carabela de Colón. Hubo muchas discusiones ese verano sobre si fue La Pinta, La Niña o La Santamaría donde se encontraba el navegante cuando descubrió América. Finalmente, se construyó la Santa María. A sus mandos se colocó a Juan, el de Pili, disfrazado de Colón y, junto a él, a mi hermana Patri, haciendo las veces de hermano Pinzón. A la derecha de la foto, frente a la proa, se ve la costa, con arena de verdad y sobre ella, esperan sentados, con sus pieles y sus plumas, los indios – los hijos de Miluca, David, Felipe, Jesús y Dani, María - la de Chefina -, su primo Rubén y yo. Felipe, como jefe indio, sostiene entre sus manos, con actitud conciliadora, la pipa de la paz.
Esos recuerdos de las carrozas forman parte de unos veranos inolvidables vividos en el pueblo esperando a que llegaran las fiestas y con ellas, los tíos y los primos de Bilbao. Esos veranos, cuando mi padre y mi tío Cariño todavía tenían vacas, - una labor que se ha perdido – yo ayudaba a mi padre a despachar la leche recién ordeñada; comíamos requesón cuando había calostros, recogíamos los huevos que ponían nuestras propias gallinas y nos subíamos a la higuera de mi abuelo Mariano para recolectar unos higos dulces como la miel. Cuando cuento estas cosas a quienes se han criado en una ciudad, me miran con una mezcla de asombro y envidia. A ellos también les gustaría haber tenido un pueblo.
Hablando de estas diferencias con mis amigos y compañeros en Madrid, se me ocurrió proponer una encuesta para comprobar su conocimiento sobre mi pueblo y sus fiestas.
Esto de las encuestas es una cosa que nos gusta hacer a los periodistas para sacar conclusiones de forma rápida y no del todo rigurosa. Los resultados de la investigación “qué saben los madrileños sobre la Nava” son los siguientes:
UNO. El 80 por ciento de los entrevistados afirma que ha oído hablar de Nava del Rey y que este pueblo se encuentra en Madrid o en Ávila. Efectivamente, hay un pueblo entre Madrid y Ávila que se llama casi como el nuestro, aunque en plural “Navas del Rey” aunque yo he pasado por allí y es mucho más feo.
DOS. El 90 por ciento de los madrileños se imaginaron que en las fiestas bebíamos limonada y corríamos encierros pero ninguno acertó a saber qué hacíamos el día de los doblaos.
TRES. Al pedir a los encuestados describir un “maragato”, la opinión se dividió entre “un dibujo animado” y “un cocido de León”.
CUATRO Y ÚLTIMO RESULTADO DE ESTE ESTUDIO: La gran mayoría pensaba que las pelusas no eran un dulce típico de la Nava sino unas bolas de polvo que se forman en el suelo del parqué.
La conclusión de esta encuesta es que el pueblo nos aporta un lenguaje propio desde que somos niños. Pero también la adolescencia se vive de forma distinta a la de la ciudad. En Nava, el momento en el que abandonas la niñez se marca con la creación de tu propia peña. Con 13 años, las amigas – Esther la de Colorín, Patri, Sonia, María la de Chefina, Mónica Toresano, sus primas, Raquel y Maricruz -, y yo, inauguramos la peña “Embrujada”, un nombre que enseguida nos pareció infantil y que al año siguiente cambiamos por “Calipso”. La peña fue cambiando de emplazamiento año tras año en búsqueda de un sitio nuevo que limpiar y pintar.
Que pasaras la noche fuera de casa era intolerable para los padres el resto del año, sin embargo, la noche del 8 al 9 de septiembre, esa prohibición desaparecía. Por entonces no se había inventado la disco-movida ni la fiesta de la espuma, pero después de meter unas sopas de ajo al cuerpo, nos pasábamos la noche siguiendo a la charanga hasta que amanecía. Pero los mejores momentos de aquellos años, los vivimos entre los palos de la plaza de toros. Hoy la plaza es soberbia y segura, pero la de entonces era muy divertida. Las chicas, al amparo de los troncos, nos atrevíamos a citar a las vacas, e incluso a los toros y dejábamos de ser público para convertirnos en protagonistas de la fiesta.
Avanzando en el tiempo, llegó el año 1992. En esa fecha se sucedieron una serie de acontecimientos muy importantes para España: las Olimpiadas de Barcelona, la Expo 92 de Sevilla, o el éxito de “El tractor amarillo” como canción del verano. Pero el evento que, personalmente, más recordaré fue ser reina de las fiestas. Aquel fue el primer año en el que las peñas votaron democráticamente para elegir a las cinco representantes. Como era la primera vez, hubo detalles que no se tuvieron en cuenta, como por ejemplo, hacer una lista con los nombres o establecer un límite de edad. De esta forma, tuve la sorpresa de salir elegida con 16 años recién cumplidos. Fue todo un cambio para mí maquillarme y ponerme zapatos de tacón y les puedo asegurar a las reinas que esta experiencia, no se olvida.
Por eso, disfrutad de la fiesta, cada uno de acuerdo a su edad y condición, y acumulad recuerdos, como se almacena la cebada de estos campos, para que dure el resto del año.
Durante el invierno, la Nava significa para mí fines de semana dando paseos, un día a la Ermita de la Concepción y al siguiente, al Paseo de los Setos. Los cuatro hermanos – Patricia, Fernando, Sergio y yo - nos congregamos alrededor del cocido de mi madre, que ofrece el sabor único de la matanza, una tradición que me gustaría que el pueblo siguiera manteniendo.
A mis padres, la señora Paz y el señor Guerra, dedico este pregón, por haber sido y seguir siendo unos padres ejemplares.
Permitidme finalmente enviar mi cariño virtual a quienes les gustaría estar aquí en estos momentos: mi hermana Patri, que le pillaba un poco lejos venir porque está en Pekín; y Juan, que está un poco más cerca, en Guadalix de la Sierra pero esta noche - que en la Nava es víspera de fiestas - en la tele se celebra otro gran acontecimiento: empieza Gran Hermano.
A todos vosotros, muchas gracias por asistir al pregón y por vuestra paciencia.
Y para que todo el mundo sepa lo que es Guitar Hero, os invito a probarlo. Quiero regalar al Ayuntamiento, en primicia, porque aún no ha salido al mercado, el juego y la guitarra de Guitar Hero 5. Solicito la presencia del señor Alcalde para hacerle entrega de este regalo que en breve podréis probar en la casa de cultura o el sitio que el cabildo considere más oportuno.
Espero que juguéis y que disfrutéis de las fiestas.
¡Vivan los Novillos 2009!
Nava del Rey, 6 de septiembre de 2009Mónica Guerra Pérez** Mónica Guerra Perez es Periodista y Brand Manager de Guitar Hero España.
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