El proyecto para la creación del 'Museo Fundación Luis Jaime Martínez del Río - Escultor' se ubicará en el histórico edificio 'Almacén de vinos De la Viesca', construido a mediados del siglo XIX por el laureado bodeguero Federico De la Viesca de la Sierra, fallecido en 1907, quien desempeñó diferentes cargos políticos a mediados del siglo XIX [comisario regio de agricultura, senador vitalicio, etc], además de ostentar el título de Vizconde de La Nava del Rey y Marqués de la Viesca.

El espacio presenta una superficie de más de 1200 m², a los que cabe añadir la bodega que recorre el subsuelo del edificio y que fue utilizada como polvorín durante la Guerra Civil, por su proximidad al antiguo Cuartel de la Guardia Civil.

La rehabilitación del 'Almacén De la Viesca', dirigida por los Arquitectos Alfonso González Gaisán y Francisco Blanco Velasco, supondría la restauración total de un clásico edificio industrial del siglo XIX, catalogado como Edificio Protegido en 1994, que actualmente se encuentra en deficiente estado de conservación y que de no acondicionarse para algún uso cultural acabará por arruinarse por completo, especialmente la interesante cubierta realizada en viguería de madera.

El proyecto supondría un ampliación de la oferta turística de Nava del Rey, estableciéndose un enclave de primer orden en la vanguardia escultórica, completando un importante vacío cultural al no existir en la comarca ningún proyecto de tales magnitudes.

LUIS JAIME MARTÍNEZ DEL RÍO

De la obra de Luis Jaime Martínez del Río se ha escrito  mucho y todo bueno, todas las criticas elogian  y adjetivan la obra, y en todas se percibe un denominador común, el poder creativo del Autor, la sorpresa y el asombro, ante alguien  que de forma constante se reta a si mismo buscando nuevos caminos, y abriendo nuevas sendas en el mundo de la creación artística.

Para Luis Jaime Martínez del Río  el Arte es, ante todo, un compromiso intelectual con su tiempo, a través del proceso creativo nos muestra su visión de la realidad  y de aquellos problemas  que golpean nuestras conciencias, el poder, el sufrimiento, el desamparo, en definitiva  el abandono de lo humano a favor de la superestructura.

A través de él,  el Arte recupera  su esencia, sirve al intelecto, y con ello nos instala en el disfrute del Arte, no en ese disfrute hedonista de lo formalmente bello, sino en el disfrute  esencial del Arte, en esa sensación en la que dejamos de estar abandonados ante la realidad, para estar solos ante la obra de arte, y ella contesta a nuestros interrogantes.

La obra de Luis Jaime Martínez del Río  nos enfrenta a nuestros miedos y nos recuerda que el individuo no es un algoritmo almacenado en cualquier disco duro y nos obliga a poner la vista un poco mas allá, a reconocernos como individuos, a ver que nuestro tiempo es limitado, y que por lo tanto, no puede perderse en sucedáneos que solo nos conducen a la alineación.

Su obra  es ante todo una obra comprometida con su tiempo, tanto en el aspecto ideológico, como en el puramente formal, y así  lo muestra a lo largo de su trayectoria, no acepta recorrer caminos ya trillados, se enfrenta al proceso creador renunciando al oficio, a lo conocido, a lo ya hecho, con estas premisas arranca el proceso creativo donde exprime al máximo la fuerza de su intelecto.

Esa es su aportación, y su obra es importante porque mueve nuestras conciencias, no se si en el mundo en que vivimos, donde el arte es una mercadería cultural, al servicio de diversas vanidades, tanto particulares como colectivas, tiene cabida alguien que se niega a producir obra en función de la demanda del mercado y exige tanto del espectador. Estoy convencido que independientemente de las modas o las corrientes que imperan, la obra de Luis Jaime Martínez Del Río brilla con luz  propia desbrozando nuevos caminos que nos enriquecen a todos, y eso lo denominamos ARTE.