Pregón de Fiestas pronunciado el 6 de septiembre de 2016 por Luis C. Tejedor Muñoz, con motivo de las fiestas de 'Los Novillos, 2016'.
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LOS NOVILLOS, 2016. PREGÓN DE FIESTASPor Luis C. Tejedor Muñoz. (Magistrado del Juzgado de Primera Instancia Número Nueve de Valladolid).
Señor Alcalde y Concejales/as del Ayuntamiento de Nava del Rey, Reinas de estas Fiestas, Excelentísimas e Ilustrísimas Autoridades, ciudadanos y ciudadanas de Nava, amigos todos, buenas noches.
Con vuestra venia…, permitidme esta expresión que utilizamos en el mundo del Derecho del que provengo para tomar la palabra.
En primer lugar, como no puede ser de otro modo, mostrar públicamente mi agradecimiento al Ayuntamiento por haberme designado este año como Pregonero de la Fiesta de Los Novillos. Debo deciros, que para mí fue una auténtica sorpresa, y sin dudar (quizá de forma inconsciente dada la responsabilidad que ello supone), acepté este HONOR con toda la ilusión que conlleva para cualquiera dicho reconocimiento y más para un navarrés de corazón, aunque como quizá muchos no sepáis, la sangre de los navarreses corre por mis venas.
No puedo hablar de mis correrías de niño por esta plaza ni tiempos pasados en la discoteca Sweet, pero si os puedo asegurar que mi infancia, no lejos de aquí, estuvo compartida entre Valladolid y Fuentelapeña y no fue muy diferente a los que nacimos en la generación de los años 60 y aunque parezca sorprendente a los jóvenes, sin móviles ni redes sociales, se puede SER FELIZ.
Eran tiempos, como bien sabéis, donde a falta de polideportivos, las plazuelas constituían los improvisados campos de fútbol y sin piscina, las balsas, hacían su función, en muchos casos sin saber nadar y sin más socorristas que nuestros amigos, aunque, ciertamente AQUÍ, me consta disfrutasteis del complejo polideportivo mucho antes que en otras localidades de la comarca e incluso en el Colegio Lourdes de Valladolid donde estudié en compañía de otros navarreses, como José Luis Villaseco, Ángel Descalzo o Javier Villar, no disponíamos del mismo salvo los patios, con suelo de brea, material que como se sabe, hecho para “proteger” nuestra piel.
Pero sobrevivimos bien, incluso “escalabraos” muchos de nosotros. Era la marca de la época. Fue una infancia diferente para una generación muy numerosa, con muchos hermanos/as en casa y donde un TBO de Capitán Trueno o Jabato era un placer, siendo el trueque con los amigos nuestra biblioteca.
Luego vino la Universidad de Valladolid (donde me enamoré de Irene, quien sigue tan guapa como está ahora) y un duro periodo de oposiciones, contando en esta etapa tal difícil con la preparación de mi padre, ya fallecido y el apoyo de mi madre, de quienes aprendí “que el trabajo y la economía son la mejor lotería” y concretamente a finales de 1993, destinado ya en la Escuela Judicial, se inicia mi relación con La Nava, que ¡cómo no! vino de la mano de Irene, vuestra farmacéutica, con quien llevo unido toda la vida y espero y DESEO, como dice el dicho, que “hasta que la muerte nos separe”.
En esa época, Irene tuvo la oportunidad de trabajar en esta Ciudad, quizá por azar en dicho momento, pero yo creo que ya nuestra Virgen de la Concepción rondaba por nuestros corazones, y de hecho, como os he adelantado al mencionar mis orígenes navarreses, la primera imagen que vi de Ella, Nuestra Patrona, fue en casa de mis padres en Fuentelapeña, en su carroza, un cuadro que mis bisabuelos maternos, Salustiano Seco Álvarez y Petra Calleja Rodríguez, se llevaron cuando, como muchos otros paisanos, dejaron La Nava y se trasladaron a vivir a principios del siglo pasado a dicha villa zamorana (Fuentelapeña).
Ya entonces me impresionó la devoción que tenían hacia la Virgen de Los Pegotes la cual transmitieron a sus hijas, Luisa y María, quienes todavía siguieron viniendo por La Nava, y ellas, al igual que mi madre, aquí presente, hablaban, con admiración, de algunas vuestras tradiciones, como las Subidas y Bajadas de la Virgen, sus hogueras, de los vivas, de su devoción al Hermano Antonio o de la hermosura del rostro del Cristo del Perdón (obra de escultor navarrés Luis Salvador Carmona), y cómo no, también, me hablaron, de los vinos de la Nava y del señorío de sus gentes. Doy fe que no se equivocaban.
Con estos antecedentes y la ilusión de un futuro JUNTOS por delante, Irene y yo, empezamos a trabajar en nuestras profesiones, en ambos casos debo decir, que, además, nuestras vocaciones y con una vida en común frente a nosotros, no dudamos, y ciertamente, hoy se puede decir que acertamos, en vivir desde el primer instante en esta Ciudad, en este entorno castellano, bello y tranquilo, donde todavía hoy nos despertarnos con el canto del gallo dándonos los buenos días.
A partir de dicho momento, os conocimos a fondo, día a día. Fueron tiempos que para nosotros era todo nuevo, en la Farmacia con la ayuda de Crucita y ahora de Montse, Cris y últimamente también de Rebeca, y donde rodeados de nuestros amigos probamos las raciones de pulpo y el blanco de Manolo que tanto gustaba a mi suegro Antonio y degustamos las setas de Cesáreo de la mano de Mauri o qué decir de las pelusas, arrastraos, magdalenas y sobre todo…. el BIZCOCHO de Pili, ¡QUÉ SABOR! El cual cuando lo prueban nuestros amigos y compañeros de trabajo (actuando siempre como embajadores de La Nava) produce el efecto de ser encargo obligado para los sucesivos encuentros.
Y vinieron los HIJOS, bautizados de la mano de D. Jesús y de D. Hipólito en los Santos Juanes, navarreses ellos, primero, Miguel, con 20 años ya, universitario y ya todo un hombre; Irene (que por cierto, nació el día 8 de diciembre, de ahí que también se llame Concepción), adolescente que vive en su mundo… como bien saben sus amigas de la Peña ELEKA y luego Mª Teresa, la más apasionada por La Nava… y comenzaron las idas/venidas al Colegio Miguel Delibes donde los tres, encantados con sus profesores, acabaron sus estudios de primaria y donde pudimos conocer a navarresas tan auténticas como Bea, Juli, Ana, Raquel o Azu y de quienes hemos siempre recibido apoyo, cariño y amistad, al igual que de otros muchos navarreses.
Y así comenzó nuestra andadura con LOS MACHAS (más de 20 años), amigos con los que tantas horas hemos compartido, nos hemos reído y divertido, incluso cuando preparamos la Peña para las fiestas con nuestros amigos Valeria, Jaime, Juan Carlos, Carmelo, Lute, José, Tere o Alex, Ángel y Luci o Mª Ángeles, lo cual demuestra que SABEMOS LIMPIAR… (siguiendo el ejemplo de La Fuxión, ellos con más “empeño” que nosotros), amigos que nos han enseñado la esencia de La Nava y con los que hemos disfrutados de todo tipo de eventos y tradiciones porque nos apuntamos a TODO, y de hecho, como muestra de agradecimiento a ellos, la corbata que llevo, verde, hace honor a nuestra Peña, corbata que me ha regalado mi amiga Cristina, quien acaba de traernos a una nueva navarresa, Angélica, a quien desde aquí doy la bienvenida y la enhorabuena a sus padres y familia. Con ellos, he disfrutado de nuestras jotas en el Pico Zarcero, con el flamenco en la carpa en la Feria del Caballo o viendo a mis hijas bailando con el grupo El Romero o jugando en la Semana del Baloncesto.
Me emociono escuchando el himno de nuestra Patrona y me gusta ir en bicicleta con mis amigos y qué decir de las meriendas y los doblaos en el pinar (a pesar de la oruga) o en La Cantera, celebraciones éstas últimas donde, fiel reflejo del carácter navarrés, “haga como haga” se sale al campo y donde se prepara comida (sin faltar los torreznos que tanto nos gustan) y sobretodo, cómo no, bebida (verdejo y cubata), como si no hubiere mañana, y todos juntos a disfrutar de esta fiesta “hasta que la tienda aguante”, y en nuestro caso, ayudando a los vecinos de La Teja, quienes, quizá, algún día nos ganarán en el tradicional partido de futbol que celebramos, ¿verdad Quique?
Creedme cuando os digo que nuestros amigos en Valladolid o en Renedo o en Fuentelapeña, se sorprenden de la gran cantidad de celebraciones y actividades de todo tipo hay en La Nava, todas ellas con el trabajo, la ilusión y dedicación de unas Asociaciones, motor de esta Ciudad, sin las cuales nada de lo que os digo se haría realidad y así cuando nos oyen hablar no sólo de la ya conocida la Semana Santa, con sus pasos y cofradías, tambores y cornetas y últimamente con la creación de la Banda de Música sino de otros muchos eventos, imposible de enumerar, pero que hacen que no exista prácticamente fin de semana dónde haya algo que celebrar y de ahí que nos digan, probablemente con algo de envidia, “en vuestro pueblo siempre estáis de fiesta…” y nosotros, después de insistir, que somos ciudadanos por Titulo Real, conscientes de la realidad de dicha afirmación, nos reímos invitándoles a venir para verlo y sobre todo para disfrutar del ambiente de cada una de ellas.
Como veis, muchas cosas ya hemos vivido en esta tierra y ruego a Dios, como dice Sabina en su canción, “que el cura que venga a darme la extrema unción no sea todavía monaguillo”, por lo que confío pasen muchos durante los que pueda seguir disfrutando de todo ello.
Pero lo que os cuento no hubiera sido posible, si desde el primer momento no hubiésemos sido acogidos como uno más y aunque no lo creáis, nos habéis dado mucho: amistad y comprensión, alegría de vivir y pasión por lo vuestro y nos sentimos queridos, por eso debemos daros las gracias porque al contrario a otros navarreses que tuvieron que emigrar, como mis bisabuelos, nosotros hemos tenido la inmensa fortuna de poder quedarnos y disfrutar de todo lo expuesto.
Dejando el sentimiento a un lado, ya es momento de decir que: Los Novillos están llamando a nuestra puerta. Ya han repicado las campanas, salido los Gigantes y Cabezudos y han tirado el chupinazo los chicos de la Peña El Desfase (la de mi hijo Miguel), desatando la alegría colectiva, abrazos y selfis para inmortalizar dicho instante al son de la dulzaina y del tambor, ¿a quién no le invade un sentimiento de emoción? Así debe ser.
Es momento de generosidad, de alegría y diversión, por ello, junto a nuestras Reinas, Carlota, Elsa y Celia, disfrutad de este momento, acompañadas por su peña ELEKA, (la de mi hija Irene) y las resto de Peñas (permitidme citar como ejemplo a las jóvenes MITIKAS de María Teresa, cuna de las futuras Reinas de estas Fiestas), y la mía propia, Los Machas, todas ellas, MUCHAS, sin las cuales Los Novillos no serían lo que son, estando ya preparadas y llenas de provisiones para afrontar los próximos días, por ello:
OS INVITO a hacer un paréntesis en nuestras vidas y dejar a un lado problemas y preocupaciones, para divertirnos a ritmo de charanga y limonada, pero, ¡ojo! al igual que D. Quijote le dijo a su fiel amigo Sancho, así os digo: “Sé templado en el beber considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra”.
Es fiesta de NOVILLOS, y si el tiempo no lo impide, vayamos a los encierros, a caballo o en la calle, citemos a los novillos y admiremos a los cortadores, que oigan nuestros aplausos con fuerza y pasión porque su valor y arte así lo merecen.
Bailemos con las orquestas, acompañemos al Toro Cubatero y si es posible el Toro del Alba, que sigan Las Peñas la diversión en la Plaza de Toros y si es menester, que ganen los TENSOS el Premio a la más divertida, como casi siempre y durmiendo…. lo justo.
Abramos nuestras Peñas y juguemos al Maragato, son momentos de convivencia, de compartir sentimientos, vinos y pinchos con vecinos, familiares y amigos y acordémonos también, de los que estuvieron con nosotros y estos días ya no están, teniéndolos en nuestros corazones. Sin más palabras, ¡que empiece la fiesta ya! Pero antes GRITAD CONMIGO:
¡VIVA LA VIRGEN DE LA CONCEPCIÓN!
¡VIVA NAVA DEL REY Y SUS PEÑAS!
¡VIVA LA FIESTA DE LOS NOVILLOS!
Nava del Rey, 6 de septiembre de 2016.
Fotografía: Jacinto Navas.