Pregón Oficial de Fiestas pronunciado por José María Pino Morales en la Plaza Mayor de Nava del Rey con motivo de las fiestas de 'Los Novillos, 2011'.
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PREGÓN - NOVILLOS, 2011Hoy es un día muy especial porque, ser el pregonero de las fiestas de mi pueblo, me llena de orgullo y satisfacción y aunque ya he podido vivir esta experiencia en otros lugares, el poder hacerlo aquí en el pueblo que me vio nacer tiene para mí un significado muy especial.
Quiero agradecer públicamente al actual equipo de Gobierno Municipal y en especial a Guzmán, nuestro nuevo alcalde, el haberme brindado la oportunidad de poder compartir con todos vosotros este emotivo momento. Una oportunidad, que me ha permitido volver a recordar los momentos más importantes de mi vida pasada y comprobar de nuevo, que todas mis raíces están profundamente ancladas en la historia de este pueblo.
Una historia que según los datos conocidos, comenzó allá por el siglo XV pero que yo hoy aquí quiero rememorar a partir de la segunda mitad del siglo pasado en coincidencia con mis primeros recuerdos de la niñez. Cuando todo mi mundo estaba constituido únicamente por mi pueblo y por mi familia. Un mundo que poco a poco se fue ampliando a mis primeros amigos, compañeros de pupitre y maestros de mis primeros años de escuela. Unos maestros que por aquellos años lo eran D. Víctor, D. Claudio, D. Miguel, D. Mariano (Un muy querido hijo del pueblo pero fallecido muy joven en un trágico accidente de tráfico) o D. José que fue la persona clave que convenció a mis padres y a mí mismo para que encaminara mi futuro en la vida a través de los estudios. Aquella era una escuela en la que todos estudiábamos con la misma enciclopedia, la enciclopedia Álvarez, donde era obligatorio tomarse en el recreo el correspondiente vaso de leche en polvo que los propios alumnos debíamos prepararnos y en la que a los chicos y a las chicas nos tenían en clases separadas.
Pero también aquellos eran años de cine en blanco y negro y donde La Nava tenía la suerte de tener su propio cine, el Cine Proyecciones. El cine era un lugar habitual de encuentro no solo para los amantes de este arte sino también para las parejas de la época que aprovechaban la oscuridad del lugar para algo más que para ver la película. Sobre todo si, como ocurría a veces y dadas las deficiencias técnicas propias del momento era difícil seguir el argumento de la película con el consiguiente cabreo y pataleo del personal.
Pero eso sí, siempre en esos momentos y para mantener el orden público entraban en acción los serenos del pueblo, quienes actuando de inmediato ponían de patitas en la calle a los mas alborotadores. Y esa no era su única tarea porque además, entre las muchas funciones que los serenos tenían encomendadas, por las noches debían recorrer el pueblo cantando cada hora por las esquinas el famoso, por ejemplo “las once sereno”, recorrido que tenía el objetivo de ofrecer ayuda a aquellos vecinos que la pudieran necesitar y de trasladarles con ello sensación de seguridad. Y en esto de recorrer las esquinas cantando rivalizaban también con el Sr. Julio el Gallo, el Pregonero Mayor del pueblo que siempre que había noticias importantes que dar a la ciudadanía se paseaba por esas mismos esquinas exponiendo a voz en grito la buena nueva o el bando municipal correspondiente que comenzaba por aquel famoso “Por parte de la autoridad Municipal se hace saber…”
Pero lo que con mas nostalgia recuerdo de aquellos años era la vitalidad que por entonces tenía La Nava porque, aquí vivía mucha gente, había mucha juventud y muchos niños que nos entreteníamos jugando en las calles a juegos populares como las canicas, los platillos o “Tres Navíos hay en la mar”. Pero como aquellos también eran años de estrecheces también a veces nos venía bien ir a robar fruta a los melonares o a las huertas de alrededor.
Pero eso si, a pesar de todas las precariedades del momento había un sentimiento colectivo de orgullo de ser de La Nava, un sentimiento que habían sido capaces de inculcarnos nuestros ascendientes al hablarnos de lo importante que era nuestro pueblo y así nos contaban, por ejemplo, que el Rey Alfonso XII en 1877 concedió a La Nava el titulo de Ciudad o que desde 1833 nuestro pueblo era cabeza del partido judicial que llevaba su nombre “Partido Judicial de Nava del Rey” o que hacia el año 1900 Nava superaba los 6500 habitantes, cifra que, por ejemplo en aquel tiempo era mucho mayor que la del propio Medina del Campo.
También recuerdo los veranos de aquella época que aunque largos y calurosos, llenaban el pueblo de gente y de un bullicio muy especial. A ello contribuía sin duda la magnífica orquesta municipal de la época que dirigida por el insigne D. Amancio Martín Pedrosa, amenizaba las noches de fiesta de verano con bailes populares, con la plaza llena de gente y con los niños jugando a cogerse correteando entre las parejas que bailaban al son de la orquesta.
Pero también aquellos eran veranos de trabajo duro. Para el trasporte agrícola se utilizaban el carro y las mulas y las labores de recolección se tenían que hacer completamente a mano. Así la siega, el acarreo, la trilla y la limpia concentraban en las eras a una gran parte de la población trabajadora del pueblo durante largas horas diarias entre los meses de Junio y Septiembre.
Tampoco había piscinas como hoy en día donde sofocar el calor y eran las balsas de las huertas próximas el lugar elegido por la juventud para mitigar los sofocantes calores veraniegos. Una de esas balsas que durante muchos años pudo ser considerada la piscina del pueblo fue la balsa de Serapio, en la Cárcaba, lugar de concentración obligado de la juventud de la época. Aunque hay que decir que por aquellos años todavía el Río Trabancos mantenía el agua en verano y en fechas muy marcadas, como el 25 de Julio o el 15 de Agosto, se solía ir con el carro y las mulas a pasar el día al río con toda la familia y allí nos bañábamos.
Pero a pesar del duro trabajo de cada día siempre había tiempo por la noche para hacer largas tertulias con los vecinos sentados en el quicio de la puerta. Eran momentos de relax y de ponerse al día de todo lo que hubiese podido acontecer en el pueblo en las últimas horas. En invierno estas tertulias también solían mantenerse pero se celebraban al amor de la lumbre de paja en pequeñas reuniones con los vecinos y amigos.
Otro lugar habitual de reunión lo constituyó también durante mucho tiempo “el baile”; el baile de Camilo donde durante años una orquesta acompañada a veces por jóvenes del pueblo amenizaba el baile desde el famoso templete. Recuerdo con cariño a Julio Foro, Emilio Ruano o Luciano Cachena con sus maracas haciendo sus pinitos en el mundo de la música y entreteniendo a la juventud. Muchos matrimonios de hoy comenzamos nuestra andadura como pareja en aquel lugar.
Pero poco a poco fue llegando la mecanización al campo y comenzaron a llegar al pueblo los primeros tractores, las primeras segadoras, las primeras trilladoras y un poco más tarde las cosechadoras. Ya no se necesitaban segadores, ni trilladores, ni obreros para el campo y aunque, cierto es, que liberó a los agricultores del duro trabajo, comenzó a sobrar mano de obra y estos trabajadores se vieron obligados a ir poco a poco abandonando el pueblo y a emigrar a otros lugares donde poder seguir ganándose el sustento. También, no pocos padres de entonces entendieron que aquí había poco futuro para sus hijos y a muchos de ellos les mandaron a estudiar fuera; con todo esto la vida en Nava fue poco a poco perdiendo la vitalidad que hasta ese momento había tenido.
Yo fui también uno de esos niños que a los 11 años tuve que abandonar el pueblo para irme a estudiar fuera, pero tuve la suerte de no perder nunca mi contacto con Nava. Aquí tuve siempre mi familia, mis amigos y mi novia. Aquí jugué durante años en el Deportivo Navarrés de Futbol y más tarde en el de Baloncesto. Aquí me casé con una Navarresa y aquí nacieron mis hijos, e incluso, cuando acabé mi carrera también estuve aquí ejerciendo como médico durante algún tiempo. Pero ya ha pasado mucho tiempo de aquello.
Hoy como Director General de Asistencia Sanitaria del Gobierno de la Junta de Castilla y León tengo el encargo y la responsabilidad de llevar la asistencia sanitaria de toda nuestra Comunidad a las cotas más altas de calidad posible pero mi apego a la Nava y a sus gentes sigue siendo el mismo de cuando era niño y allá donde voy presumo siempre de ser Navarrés de pura cepa.
Pero volvamos a nuestras fiestas, las fiestas de los novillos, unas fiestas que siempre fueron referencia para la comarca y la provincia. Recuerdo cuando las corridas de toros se celebraban aquí en esta plaza, con el toril allí en enfrente donde está el Bar El Trillo, con un gran palenque en el centro y con los toros entrando del encierro a caballo por esta calle, la calle las escuelas.
Hacia el año 1961las corridas de toros pasaron ya a celebrarse en la Plaza del Castillo donde permanecieron hasta 1968, año a partir del cual se trasladaron al lugar donde las conocemos hoy. Unas fiestas que empezaban ya a sentirse cuando el Sr Benigno el albañil y su equipo comenzaban a colocar en su lugar los primeros palos de madera; en esos momentos Nava ya empezaba a oler a fiestas, a toros, a peñas. Si a peñas, porque las peñas siempre fueron lo mejor de estas fiestas y no en vano algunas de las que todavía perviven hoy cuentan con más de 40 años de existencia; ahí tenemos por ejemplo a la Peña la Bota o La Peña las Brochas a la que yo me siento orgulloso de pertenecer.
Pero, las peñas siguen siendo también hoy el alma de estas fiestas, pues han ido sucediéndose unas a otras tomando el testigo de sus antecesoras y manteniendo vivo el espíritu de estos días y así hoy podemos destacar por su actividad a la Peña La Teja (Con su famoso Tío Maragato), El Menú, Los Tensos, La Jarana o la Peña Castilla y León. Todos esperamos de vosotros que sigáis manteniendo vivo el espíritu de alegría y diversión que impregnan estos días.
Amigas y amigos, como Navarreses que somos son muchas las cosas que nos unen, muchas más que las que nos separan, por eso debemos estar unidos y trabajar juntos para preservar el patrimonio material e inmaterial que nos han legado nuestros antepasados y que forma parte viva de nuestra vida y de nuestra historia común. Una historia que tenemos que seguir contando a nuestros descendientes para mantener vivo en ellos el orgullo de pertenencia a algo grande, el ser y sentirse Navarrés.
Pero ahora toca mirar hacia el futuro y aquí quiero hacer una llamada especial a la juventud, porque en vuestras manos está el que Nava pueda mantener el prestigio y la vitalidad de un pasado no muy lejano. Unid vuestras fuerzas, unid vuestras ilusiones y conseguiréis que Nava siga siendo un lugar donde los vuestros y vosotros mismos podáis vivir en plenitud.
Y esa unidad de la que os hablo es también necesario manifestarla en los buenos momentos y sin lugar a dudas fechas como las que hoy celebramos lo son. Comencemos a disfrutar a tope de nuestras fiestas, de las muchas actividades que en estos días se nos ofrecen, pero sobre todo aprovechemos estos días para hacernos unos a otros la vida un poco más feliz disfrutando de la compañía de nuestros seres queridos, de los amigos de siempre y, porque no, dediquemos también algún tiempo para hacer entre nosotros algunos amigos nuevos.
Y como no hay tiempo que perder que den ya comienzo las fiestas. A las reinas, que por cierto están bellísimas, feliz reinado y a todos vosotros
Felices fiestas de los novillos 2011
¡Viva la Nava del Rey!
Y ¡Viva la Virgen de la Concepción!, la madre que nos une a todos los Navarreses.
José María Pino Morales+ INFO:Ayuntamiento de Nava del Rey
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